No es fácil hablar sobre una adicción y menos tratarla. Muchas de las personas que luchan contra una adicción nunca reciben un tratamiento para ayudarlos a salir de su problema. Para otros que lo están llevando a cabo, lo han empezado después de haber tocado fondo. Esto no tiene por qué ser así.
Las familias que conviven con adictos también resultan afectadas por esta enfermedad. Suelen convertirse en la primera víctima cuando un miembro de la misma es un adicto, ya que se convierte en un problema que no solo le afecta a él, sino a todo su entorno. Esta situación genera problemas en las relaciones interpersonales y crean angustia, sufrimiento e impotencia a las familias.
Este proceso termina generando un desgaste en la familia, ya que son las personas que conviven con el adicto. Esto provoca la aparición de otras enfermedades como la coadicción.
Esta enfermedad se caracteriza por:
La familia desempeña un papel fundamental a la hora de motivar a las personas con problemas de adicción para que inicien un tratamiento, por ello, la terapia familiar es una de las herramientas que conforman la terapia, ya que la involucración de los familiares en el proceso aumentan las probabilidades de éxito en la recuperación tanto del adicto como de ellos mismos.
Las terapias familiares son muy importantes para abordar el caso y conseguir restablecer el equilibrio familiar, trabajando con el adicto y los familiares. Es necesario provocar cambios para romper con los malos hábitos adquiridos y mejorar el funcionamiento de la familia.
Tras la terapia, la familia habrá logrado superar el conflicto y salir más fortalecida del problema.
Sabemos que el tratamiento de la adicción no es fácil, pero es la solución más eficaz para resolver el problema de raíz y volver a disfrutar de una vida plena.