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Aquellas personas que no se encuentran en un nivel grave de adicción y desean realizar su tratamiento de desintoxicación compaginándolo con su vida familiar y laboral.
Todo ello, siempre bajo la supervisión de un terapeuta o tutor asignado y con un estudio previo que confirme el tratamiento ambulatorio como la opción más adecuada para el caso del paciente.
Si cree que para tratar su caso es necesario el ingreso, le pondremos en contacto con los centros que mejor se adapten a sus necesidades.
La adicción es una enfermedad que se origina a raíz de otros problemas más internos. Para tratarla, es necesario llevar a cabo un tratamiento terapéutico con profesionales que le ayuden a abordar los motivos que le han llevado a la adicción desde el origen.
Los programas de rehabilitación para pacientes que se encuentran ingresados o lo realizan de forma ambulatoria están centrados en la terapia conductual, una de las metodologías más utilizadas en el plano psicológico debido a los buenos resultados obtenidos en la mayoría de casos.
Esta terapia cognitivo-conductual se encarga de abordar los problemas del paciente y, mediante sesiones, guiarle para que tome más conciencia de sus pensamientos y actos, de modo que logre ser más resolutivo y consiga los objetivos planteados para solucionar sus problemas.
Los tratamientos de adicciones en las que existe un consumo de sustancias, tanto si se realizan con o sin ingreso, tienen una duración a largo plazo.
La primera fase del tratamiento donde el paciente deja de consumir y comienza un periodo de abstinencia, donde cuenta con un apoyo farmacológico para ayudarle a llevar lo mejor posible este proceso de alejamiento de la sustancia. Para los casos más graves es necesario el ingreso en centros residenciales o comunidades terapéuticas con mayor control.
Fase en la que el paciente identifica y abandona los malos hábitos llevados durante su adicción, de manera que aprende a establecer rutinas más saludables y disciplinadas para llevar una vida más sana.
Esta se centra en recuperar las habilidades perdidas durante su enfermedad mediante actividades y terapias grupales e individuales dirigidas por terapeutas. El propósito principal en esta fase es reducir el estrés, ansiedad y controlar los impulsos, a la vez que mejorar las habilidades sociales del paciente.
La última fase del tratamiento que se encarga de la preparación del paciente para su reinserción en el entorno social. Se realiza un seguimiento médico y del desarrollo de su nueva vida tras salir del centro para evitar posibles recaídas y apoyarle durante el proceso de reinserción.
